jueves, 12 de febrero de 2009

"Waking Life" de Richard Linklater, 2001.



Esta película marca, y no sólo por su estética (está grabada en vídeo digital y posteriormente animadas las imágenes). Un chaval, del que no sabemos nada, despierta constantemente de sueños, sueños que se van encadenando y en los que va encontrando diferentes personajes que le exponen ideas. ¿Es un muerto envuelto en un sueño, una vida consciente en un cuerpo onírico que ya no puede volver a su cuerpo físico, tal y como expone un fugaz personaje en la película?. También podría ser la misma vida, sueño toda ella compuesta por otro sinfín de sueños, de deseos, de aspiraciones... Sueños que tenemos estando despiertos, sueños cuando dormimos. Gran verdad la máxima con la que empieza la película: "Sueño es destino". Lo realmente grande de este largometraje es su riqueza en ideas. Rico recorrido por los entresijos del humano, intentando comprenderlo (y comprendernos), planteando desafíos.
Llamadas a la responsabilidad, viéndola como algo concreto: "tú y yo hablando, tomando decisiones y asumiendo las consecuencias". Huidas del victimismo y de la impotencia, "lo que tú haces influye en las cosas, en términos materiales y en los demás", "siempre decidimos lo que somos". Reflexiones sobre el lenguaje, surgido "de nuestro deseo de trascender del aislamiento", que ha pasado de un lenguaje que define cosas con un sonido (agua, árbol, etc.), a la comunicación de abstracciones y de cosas intangibles (frustración, amor, ira...), comunicación mediante palabras, simples símbolos inertes, ("¿Cómo sabemos si nos entienden cuando hablamos de amor?", "gran parte de lo que percibimos es inexpresable") con las que si llegamos a entendernos, sentimos una sensación de comunión espiritual que nos apasiona, "algo fugaz pero para eso vivimos". Ideas que muestran un salto cualitativo en la evolución del humano, "la evolución ahora es un proceso centrado en el individuo que emana de sus necesidades y deseos, no un proceso pasivo a él, a merced del colectivo", "la vieja evolución es fría, estéril, eficiente, sus rasgos se manifiestan en la adaptación social: parasitismo, dominación, moralidad, guerra, depredación, la nueva evolución traerá los rasgos de la veracidad, la lealtad, la justicia y la libertad" (sin duda recuerda al superhombre nietzschiano). Miradas al hombre autodestructivo, "completamente aislado", "extraño en la comunidad humana", miradas a una sociedad "que tiene un gran interés en las pérdidas masivas, en las catástrofres" (tsunami, qué bondadosos y solidarios se muestran los ciudadanos occidentales), que "le encanta ese estado casi orgiástico que crea la muerte y la destrucción". "Los medios muestran las catástrofes como grandes tragedias humanas, pero su función no es eliminar los males del mundo, su función es hacernos aceptar esos males y acostumbrarnos a vivir con ellos. Nos quieren como observadores pasivos" (asesinatos a mujeres, accidentes laborales en Burgos, muertos por inhalación de gas, atentados terroristas, suicidios, hambrunas en África, guerras por aquí, guerras por allá, etc). Interpretación de la reencarnación como "una expresión poética de lo que es en realidad la memoria colectiva", "cuando nace un miembro de una especie tiene un billón de años de recuerdos a los que acudir" (¿de ahí vienen los instintos?), saltos innovadores simultáneos en ciencias y en artes, "como si una vez que las respuestas existieran la gente pudiera sentirlas". Un preso planeando una cruenta venganza, y mostrando especial ira contra su juez y su psiquiatra. Reflexiones sobre el libre albedrío, "¿cómo podemos ser libres si Dios sabe todo lo que vamos a hacer?", "¿la ciencia ha sustituido a Dios?", "nuestras decisiones está gobernadas por leyes físicas" (actividad eléctrica del cerebro, neuronas, músculos), "creemos que somos especiales pero quizá no lo seamos tanto" (¿qué derecho tenemos de explotar animales si podemos elegir no hacerles sufrir?), hemos de encontrar sitio para la libertad de elección y la responsabilidad y entender la individualidad. Un tío dando vueltas por una ciudad con un coche que lleva dos altavoces, entre otras cosas grita apasionadamente: "no podemos dejarnos confinar en este laberinto. Depende de cada uno liberar la codicia, el odio, la envidia y la inseguridad porque en eso se basa el control. En hacer que nos sintamos patéticos, pequeños, para que renunciemos a nuestra soberanía, nuestra libertad, nuestro destino". "Desafiad a este estado empresarial esclavista". "¡No somos fracasados!". "¡Nos alazaremos y seremos humanos! ¡Nos entusiasmaremos con cosas reales, importantes!. ¡Con la creatividad y el dinámico espíritu humano que no se somete!". Otro hombre hablándole al protagonista, "debemos liberarnos de lo negativo, nuestra propia voluntad de la nada". La afirmación es contagiosa, decir sí a un instante es decir sí a toda la existencia (Juventudes Beronas, abran hueco a la gente y no se hundan en la nada). Otro tío advierte, "el personaje principal es la mente, su dominio y capacidad de representación". Prueba la singularidad de las mentes. Dos mujeres charlan en un café, "de joven buscaba la certeza, el camino tenía un fin", "como si hubiera una meseta y al llegar a ella, el crecimiento, los cambios y los estímulos terminarían. No ha sido así". "No aprovechamos de jóvenes nuestra interminable curiosidad." Ideas de Benedict Anderson (1) salen a relucir, para conectar al bebé que eres en una foto contigo en el presente tienes que crear una historia, una ficción, para crear tu identidad. "Nuestras células se regeneran por completo cada 7 años". Hemos sido varias personas distintas aun siendo esencialmente nosotras. Un mono (reconozco habérmelo tomado en un principio como un insulto) habla sobre la búsqueda de una nueva comunicación (a suponer por las imágenes que salen de fondo habla del punk, además parece Jello Biafra, cantante de Dead Kennedys, el que está en el escenario), gentes movidas "por el hecho de que por muy vacío que pareciera el mundo, por muy degradado y consumido que les (nos) pareciera, todo seguía siendo posible". Otro hombre, "existen dos clases de sufridores: los que sufren de falta de vida y los que sufren de exceso de la misma", lanza una pregunta indignante para el humano, "¿cuál es el rasgo humano más universal? ¿el miedo? ¿o la pereza?". Un escritor ayuda a intuir que en la vida "no hay historia. Sólo gente, gestos, momentos... Arrebatos. Emociones fugaces... En resumen, las mayores historias jamás contadas." Sigue el protagonista vagando, "dicen que los sueños (en este caso habla del mundo onírico inconsciente) son reales mientras duran... ¿no pasa lo mismo con la vida?", "para el sistema de actividad neuronal que crea nuestro mundo, no hay diferencia entre soñar una percepción y una acción y la percerpción consciente y la acción". Una sentencia, "La clave es combinar tus habilidades racionales con las infinitas posibilidades de tus sueños. Si consigues hacerlo, puedes hacer cualquier cosa." Las personas "pasan dormidas sus vidas conscientes y vagan despiertas por sus sueños." Dos personas hablan sobre el momento sagrado y el cine, "el cine trata en esencia de reproducir la realidad", "no es como una forma de narracción", aunque obviamente la narración existe. "Eso tiene el cine, el momento sagrado", hay momentos que hacemos como si fueran sagrados y otros no, el cine permite ver esos momentos sagrados que pasan como si no lo fueran. Si dejáramos que todo momento fuera sagrado nos inundaríamos en emociones que podrían resultar incómodas ante nuestros compañeros de viaje. Tras estas, aparecen cuatro chavales de barrio: "Si el mundo que tenemos que aceptar es falso y nada es cierto, entonces todo es posible. Buscando lo amado hallaremos lo odiado y aquello que nos separa de lo que deseamos. Quien busca lo no disponible nunca estará cómodo. Un cuestionamiento sistemático de la felicidad. Cortaremos las cuerdas vocales de los oradores oficiales. El examen de los símbolos sociales devaluará la moneda de la sociedad. Muerte a lo familiar. La sociedad es un fraude tan absoluto que debe ser destruida hasta que no se pueda recordar su existencia. Donde hay fuego llevaremos gasolina. Interrumpir el continuo de lo cotidiano y sus expectativas. Vivir como si nuestros actos importasen. Romper el hechizo de la mercantilizada sociedad de consumo para que los deseos más auténticos puedan brotar. Mostrar el contraste entre lo que es la vida y lo que debería ser. Sumergirnos en la inconsciencia de los actos. Habrá una intensidad hasta ahora desconocida en el intercambio de amor y odio, vida y muerte, terror y redención. Una libertad tan insensata y absoluta que equivale a la negación total de restricciones y limitaciones." Tras caérsete la lagrimita al escuchar semejante declaración mientras estos macarrillas insultan a un viejo loco, oyes decir a uno de ellos, "no es peor que nosotros, él es todo acción y nada de teoría, nosotros somos todo teoría y nada de acción". Teoría y praxis, ya sabéis que han de copular, no vayáis tan de listos meros lectores de Marx y Debord, dejad de leer sólo para tiraros el rollo. Un hombre recuerda a estos chavales, "subsistir sin trabajar hizo los excesos necesarios y las rupturas definitivas". Sigue transcurriendo la peli y llegando ideas, un chaval con una camiseta en la que pone "freeradio" dice (siempre entre otras cosas) al anónimo protagonista "el planeta nunca se ha enfrentado a problemas tan grandes. Así que no te aburras. Esta es la época más excitante en la que podríamos vivir." Un encuentro que desemboca en una confrontación de las almas, "¿cómo es ser un personaje en un sueño?", "estás soñando pero estás despierto. Tienes opciones y así es la vida". Un curioso tipo desde el puente de Brooklyn cita a Lorca "Lorca advierte: no es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!", el oh! presente está ocurriendo ahora mismo, "esto en lo que estamos implicados es una oportunidad de mostrar cuán excitante puede ser la alienación", "la vida entendida es vida vivida", "bailar salsa en mi confusión", "Lorca decía en el mismo poema que vendrán las iguanas a morder a los hombres que no sueñan", nos deja otra de las sentencias que más me llegaron, "cuando uno se da cuenta de que es un personaje en un sueño de otro eso es la conciencia de uno mismo". Posteriores personajes siguen poniendo alerta al protagonista (y al espectador), "examina la naturaleza de todo lo que observes", "quien pareces en el sueño no puedes ser quien eres realmente", el sueño "es una imagen, un modelo mental", "toda la idea de lo que somos, lo que es, es una estructura lógica. Un lugar donde alojar las abstracciones momentáneamente". Lo que transmite el último personaje recuerda al Siddharta de Herman Hesse, "el tiempo es una ilusión", "es el olvido de que la llegada de Dios es inminente", "sólo existe un istante: este. Es la eternidad. Un instante en el que Dios formula una pregunta. y la pregunta es: ¿quieres ser uno con la eternidad? ¿quieres ir al cielo?", "detrás de las enormes diferencias, sólo hay una historia, el paso del <> al <>", "ese es el viaje, al final todos llegamos al sí". Quizá sea este personaje el más dificultoso de entender, pero se entiende que el decir sí al instante, es decir sí al disfrute del instante, más allá de confrontaciones entre cómo piensas que deberían ser las cosas y cómo son, entre los arquetipos montados en tu cerebro y lo que es, entre sueños y realidad. Aceptar que el tiempo es una ilusión es ser consciente de que vivimos en una "perfección imperfecta, suficiente y completa, en cada momento indescriptible", tal como dice otro fugaz personaje que aparce en un televisor que ve el protagonista, "un solo ego es un mirador muy estrecho para ver esta experiencia", la experiencia de la muerte del tiempo. Al final el protagonista asciende a los cielos.

Extraído del nº3 del fanzine Generación que sacaban unos cahavales en Logroño. 2005.

1 comentario:

Adriana Bañares dijo...

Un artículo buenísimo. Me ha sorprendido llegar al final y encontrarme con que fue publicado en un fanzine (y de mi Logroño, nada menos).