martes, 5 de agosto de 2008

La huelga de limpiador@s del Metro de Madrid. Diciembre 2007 - Enero 2008.



La historia que aquí pretendemos narrar no es otra cosa que una creación no original de la huelga de limpieza de metro. Una creación porque la realidad objetiva es sólo la falsa legitimación de la que se dotan los medios de propaganda del capital y el estado. Nosotros reivindicamos nuestra historia como una creación nuestra, nos creamos nuestra identidad, nuestra historia, nuestra manera de ver el mundo con la clara conciencia de que esa visión pretende ser útil a la transformación y no a la reproducción del sistema. Y esta creación no es original porque nosotras no somos el origen de ella misma, las autoras de esta creación han sido las trabajadoras, que de una manera protagonista o no, han participado en esta lucha y autoras también las enemigas de estas, en cualquiera de sus estratégicas posiciones.
En otras palabras, pretendemos crear, componer nuestra visión de aquello que ha acontecido en la batalla de metro de las navidades 07-08 en la lucha de clases. Cuáles han sido los pilares de esta huelga, su evolución, sus aciertos, sus errores, sus debilidades, los golpes dados y los encajados.
Lo primero que queremos hacer es clarificar la medida de esta huelga. El enemigo que teníamos delante era férreo, duro y rígido. Delante teníamos a los especuladores del ladrillo, una mezcla de constructores y banqueros, con muy “extensa y diversificada inversión de capital”. Se enriquecen con la rapiña que supone hacer de las casas una mercancía más que compran y venden o acumulan, y de la acumulación de capital pueden crear empresas, comprar concesiones estatales para seguir enriqueciéndose del trabajo de los limpiadores. Un negocio redondo cobrar dinero estatal por el trabajo de las empleadas. Sabiduría burguesa escrita en el génesis de sus manuales de economía, ganarse el lujo con el sudor del “d´enfrente”.
Y quiénes éramos nosotras; nosotras éramos los trabajadores y trabajadoras del metro y aquellos que nos hemos identificado con ellos, que hemos cerrado filas entre las explotadas, que después de años de derrota, de pérdida generalizada de identidad colectiva, de desorientación, de categorías laborales, de aburguesamiento, de consumo, de mediación, todavía seguimos tratando de articular nuestra clase para que autónomamente tome las riendas de su futuro.


Y una vez presentados los actores nos falta por situar la lucha en su espacio y su tiempo. Ya hemos comentado las dificultades con las que nos enfrentamos en este periodo temporal, después de la derrota asestada a la clase obrera hace ya pizca más o menos treinta años, con la consecuente pérdida de conciencia de clase, de unidad, de conocimiento de experiencias, con la inclusión del discurso y las prácticas representativas y capitalistas dentro de las situaciones de lucha.
Nos hemos encontrado con unos trabajadores que carecían de los conocimientos históricos y estratégicos, de las prácticas autónomas y directas para poder desarrollar su lucha de una forma óptima. Es lamentablemente un periodo en el que las trabajadoras en lucha no encuentran un colchón social que las proteja, potencie y se solidarice con ellas. Un momento histórico en el que el capital se encuentra fuerte en su lucha por la explotación.
El momento de la huelga merece ser comentado en su periodo histórico y en sus acertadas fechas. Los trabajadores han desarrollado una huelga que no solo trata de consolidar condiciones laborales adquiridas hace años, sino que trata de arrancar otras con las que aspiran otros colectivos laborales, como puede ser la cláusula de garantía laboral o la jornada de 35 horas. La elección de las navidades ha supuesto un marco de oportunidades importante.
Las trabajadoras contaban con la paga extra de navidad para poder resistir una huelga que se preveía larga, las vacaciones aumentaban el número de viajeros en la almendra central del metro de Madrid, trinchera de las batallas más duras. Dicho aumento significaba mayor necesidad de limpieza, lo que quiere decir mayor presión para la empresa y garantizaba la atención de la sociedad.
La tabla reivindicativa ha supuesto a la vez uno de sus puntos fuertes e unitarios y una de las debilidades de esta huelga, porque si bien ha tenido la pretensión de unificar a los trabajadores, equiparando las condiciones económicas y sociales sin distinción de categoría, antigüedad o empresa y sirvió como acuerdo aceptado por todas las trabajadoras, esta tabla reivindicativa llovió de las reuniones de representantes y delegados sindicales y no emanó directamente de los trabajadores, lo que supone una pérdida de iniciativa de estos.
Que en un principio las asambleas de centro fuesen de carácter informativo y posteriormente sirviesen sólo para corroborar las decisiones y acuerdos del comité de huelga significaba utilizar a las asambleas como comparsa y no como órgano decisorio y vinculante de control obrero.
La huelga empezó fuerte sorprendiendo a propios y extraños, los incidentes registrados en algunas estaciones y centros de trabajo de las empresas de limpieza y el comportamiento de la patronal, deteniendo a cuatro trabajadores, abusando de sus armas contra la huelga como son los servicios mínimos y la utilización del esquirolaje mas vil, radicalizaron pronto esta huelga. De inmediato la protesta de estas “marujas con fregona” (como dijo uno de los patronos) se transformó en una huelga llamada a marcar un punto importante en los procesos de lucha en el Madriz de estos años. Porque ya no estamos acostumbrados a ver una huelga indefinida, de más de 1.500 trabajador@s, de distintas empresas, de distintos sindicatos y sin sindicar, unidos por una tabla reivindicativa que trata de no categorizar a las trabajadoras, sino de unirlas en unos puntos comunes, que moviliza a sectores sociales solidarizados con las trabajadoras, que genera un debate dentro y fuera de los vagones, que es capaz de provocar iras y errores en el enemigo y que se extiende de manera descentralizada.


Desde el principio tuvo un seguimiento masivo y se mantuvo firme a pesar de las amenazas de las empresas y de la urgencia con la que algunos sindicatos buscaban el acuerdo. La primera semana este seguimiento masivo y esta firmeza aumentó el número de huelguistas y exaltó los ánimos, los trabajadores tomaron conciencia de su fuerza, si bien los sindicalistas trataban de llevar la batalla a su campo especializado de legalidades, denuncias, mamoneos permitidos por unas trabajadoras desarticuladas organizativamente y sin iniciativa autónoma.
La patronal convencida de su superioridad, pero sin querer dar la oportunidad a su enemigo de clase de golpearle, inicia los trámites para declarar la huelga ilegal, como paso previo a la imposición del laudo por parte de sus sirvientas políticas, ocultando información, eliminando posibilidades de intervención a los sindicatos y amenazando a las trabajadoras.
Pronto lanzaron a sus perros de guardia, a la policía, para debilitar las acciones de los trabajadores y a sus perros de prensa para manipular y criminalizar y evitar así la solidaridad que pudiese difundirse entre trabajadores. Empiezan aquí a usarse palabras como usuario en lugar de trabajador viajero; vándalos en lugar de huelguistas o paros en lugar de huelga. No faltan los servicios desinformativos, donde para no arriesgar encuestan a turistas extranjeras de edad avanzada y clase acomodada sobre la impresión que les produce la falta de limpieza, por extensión, la falta de responsabilidad al servicio de los intereses de la nación, que son los intereses de la clase dominante.
Las trabajadoras resisten la primera embestida y ganan fuerza, su primer ataque sufrido, consistente en amenazas, detenciones, coacciones y esquirolaje es esquivado y respondido, continúan la huelga, los piquetes, las acciones y aparecen carteles y textos por parte de grupos anticapitalistas informando de la huelga y con acciones para visualizar el conflicto (manchando) y meter presión a metro y de paso bajar los humos a esos policías frustrados que son los seguratas.
La huelga por lo tanto continúa, la ruptura de las negociaciones después del viernes 21 se produce por parte del comité de huelga y es ratificado por la asamblea ante la negativa de la patronal de negociar puntos como la garantía laboral y el plus de toxicidad.
La renovación de los contratos de algunas trabajadoras en estas fechas de inusual solidaridad obrera se convierte en un punto añadido en la negociación de la tabla. Los trabajadores se dan unos aires que irrita a las jefas y patronos acostumbrados a ver las nucas de las orejas gachas y no la frente de las cabezas altas. Mientras tanto ese fin de semana hay un festival de acciones apestosas, coloristas, salvajes, en decenas de paradas hay bolsas de basuras, pelos, carbón de los reyes magos, pintadas, contenedores de basura que bajan a pillarse la línea 5 y extintores que avivan la llama de la rebeldía.
El 27 se sabe que la empresa como represalia despide a 50 trabajadores, los huelguistas no se amilanan, sigue la huelga, la readmisión de despedidos es un punto más de la tabla, y si la patronal se pone farruca los servicios mínimos se mandarán a freír espárragos. Sin embargo este último as se seguirá conservando en la manga.
En estos momentos la política-patrona-rica Espe (culación) Aguirre da un golpe de efecto, amenaza con rescindir los contratos de las empresas concesionarias, en un intento de asustar a los trabajadores con el paro, sin embargo, se le olvidó leer la cláusula del convenio, que obliga a la siguiente empresa concesionaria a contratar a las trabajadoras. En fin, las prisas, le llevaron a pasar una patata caliente a sus amigos de la patronal. Queriendo echarles una mano les deja sin el negocio y los trabajadores con la seguridad de que esa patata no les estallará a ell@s. Sin embargo esta brabuconada se desinflará pronto.
Las negociaciones se habían reanudado pero cada reunión supone una nueva ruptura y estamos ya a 28.
El 30 se hace pública la convocatoria de una manifestación para el 2, una demostración de fuerza que partirá de Atocha y llegará a Tirso. Y el 30 también nueva bajada de pantalones de la Comunidad, tienen que suspender la San Silvestre Subterránea, les duele, les pica esta afrenta frente al Comité Olímpico Internacional. Las trabajadoras insubordinadas no han dado brillo a ese proyecto especulativo, que es el Madrid Olímpico.
Y esa tarde se reúnen distintos colectivos anticapitalistas para coordinar ese apoyo a la huelga, de allí sale un bloque de apoyo a la mani, propaganda y comunicado. Se intenta coordinar algo que ya estaba “de facto” y es el apoyo de la militancia anticapitalista. La huelga terminará antes de una segunda reunión donde se desarrollasen nuevos apoyos, ideas y propuestas.
Sin embargo, cuesta romper ese cerco que nos aísla del resto de trabajadores de otros sectores y menos concienciados políticamente. Los medios de desinformación han afilado sus armas y mejorado su puntería. Cuesta sumar nuevas fuerzas y aportaciones a los piquetes y acciones, así como solidaridad económica para sostener una huelga que se está alargando.
Pese a que las empresas forman parte de grupos constructores e inmobiliarios, la lucha se centra solo en el metro, falta la solidaridad de otros trabajadores de esos grupos, como son los de la construcción o por ejemplo, de las plataformas de barrio que luchan contra la especulación, para desentramar todo el escenario que se han montado en torno a un solo objetivo, el enriquecimiento de los empresarios a costa del trabajo y el endeudamiento nuestro.
El resto de limpiadores de otros sitios se mantienen al margen, universidades, hospitales, resto de centros públicos o privados no mueven pieza, no golpean al unísono. Posponen sus movilizaciones para después, tratando de aprovecharse de la lucha de las demás, en lugar de sumarse inmediatamente. Aquí nos referimos a la actitud de las representantes sindicales de limpieza del aeropuerto, que llegan a convocar el día 4 para empezar el 16 o las movilizaciones que se preparan en las fechas cercanas a las elecciones dentro del sector de la limpieza.
El día de nochevieja continúa la lucha, se difunde el número de cuenta bancaria para sostener económicamente la huelga. Una caja de resistencia que debería apoyar a las huelguistas y la lucha con sus consecuencias y no llenar los bolsillos de liberadas sindicales. Y se hace una concentración en Sol a las cuatro para calentar los motores de la manifestación.
La patronal vuelve a golpear con el miedo, identifican a 22 personas que supuestamente han realizado actos de solidaridad con la huelga. A nosotras, y para la lucha, es indiferente los conceptos de legal o ilegal, culpable o inocente, lo importante es acrecentar, aumentar el poder de los trabajadores, presionar a la patronal. Lo curioso es que a los patronos, que son los que hacen las leyes a su medida para defender sus intereses, también les da igual, no identifican a 22 en cuanto que solidarias sino que tratan de intimidar al resto y debilitar los apoyos a la huelga. Desde entonces se generalizará el corte de cables de las cámaras para evitar su control y manipulación por parte de la patronal. Ésta trata de formar, intimidando a trabajadores, cuadrillas de limpiadores que sumaría a los servicios mínimos. Cuando todas sabemos que el esquirolaje es una villanía y nos debilita a todas y a cada una y para colmo la empresa ni siquiera está pagando los servicios mínimos que han impuesto.
Llegó el día de la manifestación, cientos de limpiadoras, familiares, amigos solidarios empiezan a concentrarse antes de la hora fijada, llega “el de las banderas de UGT” para parecer que son lo que no son, reparten banderitas de plástico para la foto, buscan lo que no tienen, porque en los andenes y en los fregaos no les hemos visto, en fin, pero la gente le coge las banderas porque parece que así se protesta más. Desde aquí rendimos un homenaje a las “artistas” que se curraron su propia pancarta y que como palos para sostenerla usaron las fregonas y cepillos. Imaginación y autonomía llevadas a la práctica.
Muchos sentimientos encontrados en esta manifestación; euforia por la cantidad de gente que participó, complicidades intergeneracionales entre los mozos y las currelas, tramando y conspirando contra los esquiroles, soledad cuando gritábamos que todo el poder y la iniciativa debía estar en las asambleas, único órgano igualitario que manifiesta las decisiones de los trabajadores autónomamente, sin seguir las directrices de los dirigentes, líderes sindicales. Alegría en los eslóganes graciosos en los que nos burlábamos de los políticos, tristeza cuando sentíamos que la huelga se estaba alargando demasiado y perdía intensidad, rabia cuando los del mitin agradecen más los cuatro duros que aportó el Sindicato de Estudiantes, conocido por su mamoneo partidista y reconocido rompehuelgas, delator y traidor del movimiento estudiantil, en lugar de reconocer y agradecer la solidaridad de los cientos de trabajadoras que han apoyado la huelga en cien mil modos. Y es que las huelgas se ganan por la intensidad de ésta y no por la pasta, volcar papeleras, difundir información es más trabajoso que soltar unos euros de la subvención estatal. Nos quedamos también de una pieza cuando a una trabajadora que estaban entrevistando pedía comprensión y paciencia a las usuarias en lugar de reclamar solidaridad y complicidad entre trabajadoras, en definitiva, apoyo mutuo. O cuando otro de los del mitin pedía “aguantar un poquito más”, que justo tiene el sentido contrario, las huelgas no se aguantan porque no es algo negativo que se soportan, es un ejercicio de dignidad y una liberación a través de la lucha.


El sindicato de Solidaridad Obrera divulga un comunicado de apoyo el día 3 de enero, bonito gesto que le hace quedar bien delante de la galería y no le compromete a nada mientras que el resto de sindicatos siguen representando su papel en el teatro de las negociaciones con el enemigo, Comisiones Obreras a ver si el resto de sindicatos pierden el órdago y queda como el único sindicato sensato por negociar los convenios dónde y cómo es ordenado por el amo, UGT y CGT reuniéndose con la patronal a solas porque hay que garantizarse una buena relación cuando el conflicto se acabe y el mamoneo vuelva sin pudores y tapujos, USO que sigue comiéndose pocas roscas y CNT que participa en la estructura de poder vertical que supone el comité de huelga, que plantea los acuerdos a las asambleas, en lugar de que sean estas asambleas las que planteen, propongan y dispongan, que dice que el derecho de huelga queda cancelado por la cláusula de paz, cuando en realidad no es así pero es un discurso que le viene bien para ganar posiciones ante los otros sindicatos, porque sus intereses como organización particular de la clase obrera no coincide con los intereses generales de clase. En definitiva, la inexperiencia autoorganizativa de los trabajadores ha permitido a los sindicatos tener un papel primordial en esta huelga. Mientras tanto las asambleas de los trabajadores son consultadas sobre las iniciativas que ellos no producen, eligen pero no crean, ratifican pero no producen los ritmos de la huelga, la situación se les escapa en el momento que les ponen por delante una votación, sí o no, acuerdo o ruptura, izquierda o derecha, pepsi o cocacola.
Sin embargo el día 2 la huelga sigue teniendo fuerza. La payasada del concierto de “Los Lunnis” con la que los patronos pretenden ser los amiguitos de los niños y los salvadores y elegidos electorales de los papis y las mamis se suspende. Cuando el conflicto es descarado el espectáculo de la sociedad de consumo y ocio prefabricado se desmonta.
Mientras, la patronal continúa el día 3 apretando las tuercas, despide a 24 trabajadoras acusadas, aumenta los elementos de control, policía secreta y seguratas fascistas al servicio del orden injusto. Ese mismo día se rompen de nuevo las negociaciones y se continúa la huelga, la patronal que se desdice de puntos ya asumidos y los sindicatos que lanzan el farol de continuar la huelga, mientras tres días después firmarán un preacuerdo que deja insatisfecha la tabla reivindicativa y garantiza la “paz social”. Esto sucede el día 6, no se equiparan salarios inmediatamente, el plus de toxicidad no podrá sentar precedente, se estipulan unos parámetros de explotación y precariedad “razonables” ¡¡el 20%!!, se vulnera el derecho de huelga pues los sindicatos firmarán no hacer ninguna hasta el 2011, eso sí, se readmite a las trabajadoras despedidas. Sin embargo este preacuerdo se ratificó en la asamblea de trabajadoras, donde hubo poco debate y mucho mitin. La única participación fue la votación después de los discursos de los sindicalistas a favor de enterrar el hacha de guerra. Había miedo entre la mayoría de qué pasaría después de las navidades, cómo evolucionaría el conflicto y cansancio después de 21 días de huelga. La asamblea de trabajadores ratificó lo firmado por los sindicatos, excepto CNT y SUT, en un conflicto en el que tuvieron la fuerza pero no la iniciativa.


Nuestra intención al contar esta historia es aprender de nuestros errores y aciertos, las lecciones que sacamos de aquí son: que la unidad de las trabajadoras es una fuerza capaz de remover los cimientos de las más poderosas empresas, que la difusión y extensión da fuerza a las huelgas, que su duración sin crecimiento desgasta, que los políticos sindicalistas (liberados sindicales) defenderán su posición como sujetos diferenciados del resto de trabajadoras, que las asambleas de trabajadores deben tener la iniciativa y todo el poder, que el control por parte de estas sobre sus delegadas debe ser efectivo, que la patronal utilizará todo lo necesario para derrocarnos, que la conciencia, la eficacia, el conocimiento, la unión se forja en las luchas, que hay dos y solo dos lados en la barricada. Estas y otras lecciones y experiencias nos ayudarán en los próximos conflictos.

Organízate y pasa a la acción

Extraído del Dossier Historia de una huelga de limpiador@s del Metro editado por el Grupo Editorial Ensuciemos el Metro en Abril del 2008.

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